Seguramente todo empezó el día que Rafel (nuestro padre) decidió que quería dedicarse al mundo del arte a través de la joyería [según él, microesculturas]. Con un estilo propio y muy personal, siempre incorporó la nuez como elemento indiscutible en todas sus obras, razonando que la forma singular de la cáscara y el fruto le sugería y estimulaba la creatividad. Cierto día, nos regaló a los tres hermanos una nuez de plata: 3 hijos, 3 partes (cáscara / nuez / cáscara), y acompañando a la obra una frase: «pase lo que pase, esté o no, quiero que siempre os mantengáis unidos y recordéis lo afortunados que sois de teneros», nos dijo. La nuez es su amuleto, y desde entonces, el nuestro. Cuando padre e hijos decidimos emprender un proyecto de joyería creativa #heartmade (y #handmade) en Barcelona, lo tuvimos claro:
nos gustan las nueces.